Y para conseguir la mejor carta de presentación en la red, una opción es acudir a establecimientos especializados –imprentas, locales de diseño gráfico, etc.- que ofrezcan un servicio de diseño web y ayuden al cliente a elegir la opción que mejor se adecúe a sus necesidades.
Según el tipo de actividad que se realice y el objetivo que se tenga, una página web deberá presentar diferentes elementos y, por supuesto, su diseño deberá adaptarse tanto a dichos elementos como a la imagen que el cliente quiera transmitir. Por ello, existen dos opciones básicas:
- Diseño web mediante plantillas: Se recomienda cuando la imagen de la web no desempeña un papel especialmente relevante en la labor del cliente y cuando se dispone de poco presupuesto. Si bien es cierto que la base de este tipo de diseño son plantillas generales, el amplio abanico de posibilidades que ofrecen en muchos casos permiten conseguir un resultado muy personalizado.
- Diseño web realizado a medida: Se realiza cuando la web es una de las cartas de presentación principales del cliente y demanda exclusividad en la misma, se requiera algún tipo de necesidad especial relacionada con el formato –en el ámbito del diseño gráfico, por ejemplo- o se busque un control total sobre la página y su funcionamiento.
Se elija la opción que le elija, hay que tener en cuenta que el diseño no sólo implica el “dibujo” de la web, sino que el profesional que lleve a cabo el trabajo debe tener conocimientos de interactividad, navegabilidad, arquitectura del a información, usabilidad, etc.
Según el tipo de diseño que se contrate –mediante plantillas o completamente personalizado- y el nivel de participación del cliente en el proyecto el precio varía.
Así, un diseño básico que se solicite simplemente para tomarlo como punto de partida puede costar entre 10 y 120 euros –algo menos incluso si se trata de plantillas-, mientras que si se busca algo más elaborado y personalizado –con varias páginas, completamente exclusivo, etc.- incluso podrían alcanzarse los 800 o los 1.000 euros.