La invención de la imprenta moderna de Gutenberg en el siglo XV –concretamente en 1450- fue, sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad. La posibilidad de copiar todo tipo de documentos sin tener que escribirlos a mano y, en consecuencia, de forma mucho más rápida, supuso dar el primer paso en el proceso de universalización al acceso a la lectura y la escritura. Pero ¿cómo han evolucionado los sistemas de impresión desde entonces? ¿Qué mejoras se han ido introduciendo? ¿Queda aún camino por recorrer?
La revolución de los tipos móviles
Si se define la imprenta como la técnica que permite reproducir letras o imágenes en un soporte por medio de presión, el Imperio Chino fue el primero en emplearla allá por el siglo XI. Ellos utilizaron, en primer lugar, planchas de madera y, posteriormente, bloques móviles independientes del mismo material en los que se grabaron las letras de su alfabeto y que podían reutilizar una y otra vez.
Esta idea no llegó a Occidente debido a la falta de comunicaciones entre las diferentes civilizaciones, pero sí puede considerarse el precedente de la imprenta de Gutemberg, dado que la auténtica revolución de ésta fue idear una técnica basada en el empleo de caractereso tipos móviles de metal.
Estos tipos –uno por cada letra, mayúscula y minúscula, con tilde o sin ella, y por cada número y signo de puntuación- se iban juntando uno a uno componiendo las palabras y frases que iban a ocupar diferentes páginas de un libro.
Entonces se les impregnaba de tinta y se estampaban en el soporte correspondiente –fundamentalmente papel- todas las veces que se quisiera. Acto seguido se limpiaban y guardaban en cajas perfectamente ordenadas para poder utilizarlas en la siguiente impresión.
Mejoras progresivas
A partir de ahí, los cambios que se fueron introduciendo buscaban mejorar el procedimiento y obtener mejores resultados, es decir, cada vez un mayor número de copias perfectas en el menor tiempo posible.
Así, se empezaron a utilizar planchas de hierro, rodillos, moldes de diferente composición, etc., aunque el siguiente gran desarrollo fue la creación de la prensa accionada por vapor a mediados del siglo XIX.
Esta gran aplicación permitió automatizar una parte del trabajo que, hasta entonces, había sido completamente artesanal, y multiplicar sus usos –por ejemplo, para crear las prensas rotativas de los periódicos. La posterior llegada de la electricidad y la popularización de su uso en todos los ámbitos supuso la última gran revolución antes de la integración de las nuevas tecnologías en el sector de la imprenta.
Las imprentas actuales
Actualmente el concepto de imprenta como tal tiene poco que ver con lo que representaba hace apenas 100 años –y mucho menos con la original de Gutenberg. Sin embargo, el objetivo de realizar copias exactas sigue siendo la base sobre la que se asienta su trabajo.
Aunque, eso sí, se va considerando la escritura y el grafismo como un auténtico arte y se aspira a ampliar las posibilidades cada vez más, tanto en el ámbito de los tamaños y los soportes que se empleancomo en el de la propia tecnología que se utiliza como es el caso, por ejemplo, de la impresión tridimensional.