El servicio de post-impresión que ofrecen las imprentas y establecimientos especializados en esta labor, realmente, agrupa a un gran número de acciones que pueden llevarse a cabo para que el producto impreso presente la forma final solicitada por el cliente.
Trabajos principales
Algunas de las acciones más destacadas que suelen llevarse a cabo en el proceso de post-impresión son:
- Acabados normales y especiales: Según el tipo de encargo que se haya realizado, se puede elegir entre una amplia gama de acabados con los que conseguir el efecto deseado, por ejemplo, formal o informal, en relieve, con grabados especiales, con puntas redondeadas, troquelado, barnizados, plastificados, etc.
- Encuadernado: Consiste en la unión ordenada de los diferentes pliegos que conforman cualquier tipo de obra. Existen diversos tipos de encuadernados –espiral, con canutillo, térmica, rústica, cartoné, etc.- para adaptarse de la mejor manera tanto al tamaño del trabajo como a la presentación final que se quiera obtener.
- Plegado: Se emplea cuando se quiere presentar un documento en forma de díptico, tríptico, desplegable, etc. Esta acción suele ir precedida de un proceso de hendidura que facilita su realización, tanto si debe llevarla a cabo la imprenta como si es el propio cliente prefiere el que prefiere encargarse de los diferentes plegados.
- Retractilado: Se trata de uno de los últimos pasos que debe darse antes de realizar el trabajo de distribución de los encargos, ya que consiste en empaquetar las impresiones con sistemas especiales para evitar cualquier tipo de daño o distorsión que pueda provocarle el traslado hasta su destino final.
En cualquier caso, conviene informarse de cuáles son los servicios concretos de post-impresión que ofrece cada establecimiento, así como el importe total de los mismos, para poder elegir el que mejor se adapte a las necesidades y especificaciones que requiera concretamente cada trabajo.