El objetivo de los displays es promocionar una compañía o producto concreto consiguiendo el mayor impacto visual posible. De hecho, se considera que funciona como una especie de “vendedor silencioso” en los puntos de venta, ya que suele estar apoyado por otro tipo de campañas publicitarias que se crean para otros medios.
Por ello, hay que cuidar especialmente tanto el diseño del display como las imágenes y el contenido informativo que aparece –y que suele ser muy limitado y conciso-. Por lo general, y dado también que se trata de un elemento relativamente pequeño, simplemente se incluye una imagen de fondo, directa y atractiva, con un eslogan breve o el nombre de la empresa o el producto.
Actualmente, el concepto de display se ha extendido y agrupa diversos tipos de productos como, por ejemplo, los tipo roll up, pop up, los display textiles desplegables o los expositores portátiles.
Aunque la idea es la misma en todos los casos –servir de soporte rígido de mayor o menor tamaño para generar un impacto visual de una campaña publicitaria-, la variedad de materiales que presentan requieren diferentes sistemas de impresión y costes muy variables.
Así, por ejemplo, un display sencillo, elaborado en cartón, con un trípode de sujeción y que no supere el metro de altura podrá imprimirse de forma digital y el coste se encontrará entre los 50 y los 90 euros. Por otra parte, un display textil o una banderola publicitaria de entre 4 y 5 metros puede llegar a alcanzar los 300 o 400 euros –incluso más según el tipo de impresión que se realice y el acabado que se desee-.