Los trabajos que se realizan en las imprentas pueden ser muy variados: desde una simple fotocopia o una encuadernación, hasta todo tipo de estampaciones en diferentes soportes, pasando, incluso, por tareas de diseño. No obstante, uno de los aspectos que más deben cuidar este tipo de establecimientos, y lo que los puede distinguir de otros, es el prestar un buen servicio de distribución.
¿En qué consiste?
Una vez que se ha completado en el encargo solicitado por el cliente, sea cual sea éste, es importante que, si así ha sido requerido, la imprenta tenga la capacidad y el espacio necesario para almacenar producto final y poder enviarlo por los medios más adecuados al destino final correspondiente –que puede ser la persona que ha hecho el encargo u otros destinatarios elegidos por él-.
Se trata de un servicio que pueden ofrecer tanto establecimientos on line como imprentas tradicionales, aunque suele ser imprescindible en el caso de las primeras, ya que el cliente no siempre puede dirigirse a una sede física para recoger su pedido y valora especialmente bien el acceder a una distribución eficaz.
¿Qué implica?
La imprenta deberá disponer de los medios necesarios tanto para almacenar como para enviar los pedidos correctamente. Es decir, su desarrollo logístico y de transporte debe ser completo y estar perfectamente controlado para evitar problemas derivados de una mala gestión o, incluso, para solucionar inconvenientes que no puedan controlar pero por los que tengan que responder igualmente.
Estas circunstancias deben darse a conocer a los clientes antes de que éstos realicen el encargo, así como las tarifas o gastos añadidos que la imprenta establezca en función del servicio que vaya a prestar. El objetivo, finalmente, tiene que ser actuar con transparencia para garantizar la mayor fiabilidad y la mejor respuesta en cada encargo.