Se trata de un tipo de etiquetas que se pueden incluir en hojas o en continuo y que presentan unos adhesivos especiales para poder personalizarlas a la vez que se imprime el resto del documento en el que van integradas. El objetivo final es que se reduzcan las posibilidades de error, ya que tanto la hoja impresa como la etiqueta deberán presentar el mismo contenido, aunque este se encuentre adaptado a las dimensiones del documento y de la etiqueta.
De hecho, se trata de un tipo de documento que se emplea frecuentemente:
- En empresas de envíos o mensajería: la etiqueta se suele incorporar al paquete o carta correspondiente y el resto del documento se emplea como resguardo o para incorporarlo a los archivos.
- En empresas de distribución.
- En hospitales: Resultan especialmente útiles para identificar a los pacientes, vincularlos correctamente a su correspondiente historial médico, etc.
- Para crear tarjetas de identificación, realizar campañas de marketing, promociones, etc.
El progresivo desarrollo de las tecnologías ha favorecido que estas etiquetas puedan crearse empleando los tipos de impresión más frecuentes que existen en el mercado –láser, matricial o inkjet-. Algo que, además, propicia que su coste no sea excesivo en comparación con el ahorro económico que supone su uso –por ejemplo, porque no son necesarias dos impresiones para obtener el mismo documento o porque no se requieren pruebas de ajuste-.
Igualmente, ofrece un amplio abanico de posibilidades de personalización, tanto en las formas de presentación o los colores de las etiquetas como en el contenido de las mismas, ya que pueden incluirse datos escritos, símbolos o, incluso, todo tipo de códigos identificativos –de barras, QR, etc.-.