Las fórmulas mayoritariamente empleadas por las imprentas para estampar todo tipo de textiles son la serigrafía y la impresión digital. Pero, ¿cuál es la más recomendable? ¿En qué circunstancias se usa una u otra?
La serigrafía es, probablemente, la más antigua de las técnicas de impresión sobre camisetas y otros textiles e, igualmente, una de las más eficaces. La tinta se transfiere a través de una malla que bloquea el paso, mediante una emulsión, en las zonas donde no haya imagen, con lo que se consigue una gran calidad y una definición perfecta del motivo que se imprime.
Se recomienda emplearla en el caso de tiradas más o menos grandes –a partir de 100 prendas aproximadamente- y cuidando los colores que es necesario emplear, ya que el aumento del número de fotolitos utilizados para definir la imagen podría encarecer de alguna forma el producto final.
Por otra parte, la impresión digital reduce los costes en el caso de tiradas más limitadas y la cantidad de colores que se emplean en el diseño no influye en el precio final. No obstante, puede ocurrir que los diferentes tonos no tengan la viveza que presentan con otros sistemas y que el acabado requiera algunos cuidados especiales en la prenda –lavarla en frío o planchar la camiseta del revés para evitar el contacto directo-.
Afortunadamente, los desarrollos tecnológicos que se van realizando en este ámbito están permitiendo que estos inconvenientes se vayan solucionando y que el resultado final sea completamente satisfactorio para el cliente.
También existe la impresión de imágenes en camisetas mediante el vinilo textil. Esta técnica consiste en la realización de un dibujo en una lámina plástica que se recorta y se plancha con la máquina adecuada para fijarlo en la prenda.
Es la alternativa más eficaz a la serigrafía cuando lo que se busca es imprimir pocas cantidades, de forma personalizada y, sobre todo, cuando el diseño sólo presenta un color como, por ejemplo, en el caso de la estampación de dorsales para equipos deportivos.