Para tomarse un café mientras se espera a que se acabe de imprimir cualquier diseño en tres dimensiones ya no es necesario viajar ni a Tokio ni a Taipei –únicas ciudades del mundo hasta ahora que albergaban un FabCafé-. Desde el pasado mes de marzo ya es posible hacerlo en el primer establecimiento de Europa en el que las cafeteras y las tazas se sitúan al lado de las impresoras 3D: el FabCafé de Barcelona.
Popularizar la impresión 3D
El principal objetivo de esta inauguración es, tal y como ha indicado la directora y fundadora del local, Cecilia Tham, acercar esta tecnología a todos los públicos e “incitarles a crear por ellos mismos”, aunque no tengan ningún conocimiento o experiencia previa sobre ello.
De hecho, hacen especial hincapié en explicar que todos los usuarios, independientemente de su edad o condición, pueden utilizar el servicio de impresión. Para ello, sólo es necesario que traigan su ordenador y se conecten a la red wifi del local o que porten un USB con el diseño. Y si no han tenido ninguna idea pero les gustaría probarlo, siempre se puede consultar el catálogo online que ponen a su disposición.
Además, confirman que siempre habrá un “fabboy o fabgirl” –es decir, un técnico especializado en este tipo de tecnología- que se encargará de resolver todas las dudas que puedan presentar los clientes y aconsejarles y guiarles en cualquiera de los procedimientos.
Precios asequibles
El precio del servicio se calcula en función del tiempo que requiera cada diseño, aunque oscila entre los 8 y los 30 euros, que es el valor de 15 minutos de impresión y una hora de trabajo en una cortadora láser única en España –tiempo en el que se estima que se pueden troquelar entre 10 y 15 objetos pequeños-.
Estas tarifas también el material que se emplee tanto si es plástico o metal como si se desea realizar, por ejemplo, algún tipo de maqueta de madera o, incluso, una estampación en algunos alimentos como pan, galletas o cáscaras de frutas.