Las tintas de las impresiones suele caracterizarse por un olor más bien desagradable, debido a los pigmentos que las componen y, especialmente, cuando se estampa sobre determinados materiales. Por ello, son varias las empresas productoras de tinta que están apostando por conseguir aromatizar las impresiones con perfumes naturales o, incluso, con fragancias personalizadas que pueda crear el cliente.
La precursora en las investigaciones para poder ofrecer este servicio fue la firma japonesa Canon, que con una de sus impresoras de inyección de tinta ideó un sistema para que, al realizar cualquier tipo de impresión, el equipo liberara mínimas cantidades de material líquido con fragancias específicas –tal y como hace cuando libera los pigmentos de tinta-.
Sin embargo, los olores no reaccionan de la misma forma a la mezcla que los colores, por lo que aún se experimenta sobre la precisión que se puede llegar a conseguir tomando como referencia unos aromas base y, sobre todo, la duración que puede llegar a conseguirse en las fragancias.
No en vano, el poder vincular, por ejemplo, una imagen concreta con un olor específico puede suponer una gran herramienta de marketing para todo tipo de empresas, ya que la vista y el olfato son dos de los sentidos que más incidencia tienen en la memoria a largo plazo. Así, se garantizaría, no sólo el efecto sorpresa, sino también un recuerdo más longevo tanto de la firma que realizara la acción como del mensaje que quisiera transmitir.
Y aunque la impresión digital con aromas se encuentra aún en una fase experimental, la serigrafía es uno de los ámbitos en los que apunta un mayor potencial –el hecho de que se imprima a través de tintas con microcápsulas que se puedan rellenar con diferentes esencias facilita su presencia en la estampación y su mayor duración-.
En estos casos hay que tener en cuenta diversos elementos como, por ejemplo, la compatibilidad de los sistemas adhesivos usados con la microencapsulación con la tinta –por lo que se recomienda emplear sistemas a base de agua para aplicar los pigmentos-, o la presión con la que se estampa –se puede llegar a rasgar o romper la tinta y arruinar tanto la imagen como el efecto aromático-.
No obstante, y valorando estas condiciones, la serigrafía se alza como una de las aplicaciones con mayor futuro gracias, además, a que es un método que puede permitir aromatizar eficazmente todo tipo de impresos, tarjetas personales, manualidades realizadas en plástico o madera, textiles –camisetas, sudaderas, etc.- y una infinidad de productos de diferentes soportes y materiales.
Foto: Camisetas
